martes, abril 22, 2008

Canonicemos a las putas.

Santoral del sábado: Bety, Lola, Margot, vígenes perpetuas, reconstruidas, mártires provisorias llenas de gracia, manantiales de generosidad.

Das el placer, oh puta redentora del mundo, y nada pides a cambio sino unas monedas miserables. No exiges ser amada, respetada, atendida, ni imitas a las esposas con los lloriqueos, las reconvenciones y los celos. No obligas a nadie a la despedida ni a la reconciliación; no chupas la sangre ni el tiempo; eres limpia de culpa; recibes en tu seno a los pecadores, escuchas las palabras y los sueños, sonríes y besas. Eres paciente, experta, atribulada, sabia, sin rencor.

No engañas a nadie, eres honesta, íntegra, perfecta; anticipas tu precio, te enseñas; no discriminas a los viejos, a los criminales, a los tontos, a los de otro color; soportas las agresiones del orgullo, las asechanzas de los enfermos; alivias a los impotentes, estimulas a los tímidos, complaces a los hartos, encuentras la fórmula de los desencatados. Eres la confidente del borracho, el refugio del perseguido, el lecho del que no tiene reposo.

Has educado tu boca y tus manos, tus músculos y tu piel, tus vísceras y tu alma. Sabes vestir y desvestirte, acostarte, moverte. Eres precisa en el ritmo, exacta en el gemido, dócil a las maneras del amor.

Eres la libertad y el equilibrio; no sujetas ni detienes a nadie; no sometes a los recuerdos ni a la espera. Eres pura presencia, fluidez, perpetuidad.

En el lugar en que oficias a la verdad y a la belleza de la vida, ya sea el burdel elegante, la casa discreta o el camastro de la pobreza, eres lo mismo que una lámpara y un vaso de agua y un pan.

Oh puta amiga, amante, amada, recodo de este día de siempre, te reconozco, te canonizo a un lado de los hipócritas y los perversos, te doy todo mi dinero, te corono con hojas de yerba y me dispongo a aprender de ti todo el tiempo.

Poema de Jaime Sabines escrito en 1967.


viernes, abril 04, 2008

Complicado

Y es que de repente cuando la vida te madrea y uno se pone flojito y cooperando, resulta muy complicado reponerse a tiempo y en forma.

Siempre he pensado que las mejores armas ante la vida son la risa y la alegría, que el mejor ejército que puedas armar para enfrentarla son los amigos, pero, hay ocasiones en que te sorprenden las personas y cuando te das cuenta ya están apuñalándote por la espalda y ni las armas ni el ejército te pueden alivianar las heridas provocadas.

Es complicado darte cuenta de que los ídolos se te caen encima, que se derrumban tus templos y que lo que alguna vez armaste con tanto cuidado, hoy simplemente ya no existe, que son un montón de ruinas que alguna vez alojaron algo poca madre.

Pero es parte del crecimiento, parte de crecer, nadie dijo que era fácil. Lo que hay que aprender de esto es que no siempre vas a tener un mismo escenario, que siempre se encuentra en constante cambio y que se necesita tener al alcance personas confiables con quien puedes contar y borrar a las que alguna vez estuvieron en tu lista a considerar.

Si, estoy triste, pero además lleno de rabia, impotencia, coraje, desilusión, nostalgia, cariño...uta!!!! Demasiados sentimientos chocando entre sí que hacen que mi cabeza vuelque por un barranco muy profundo del que todavía no llego al fondo, al final, a sentir el chingadazo más cabrón.

No me queda más que esperar a que todo se vuelva a acomodar, a recomponer las cosas cuando todo esto pase, cuando la cabeza pare. A limpiar que hay demasiado polvo.

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A mis amigos...

Hoy retomé la lectura gracias a una obra llamada Un Hilito De Sangre de Eusebio Ruvalcaba y que comienza con tres pensamientos que me movieron las entrañas por la carga emocional que conlleva. Aquí las reflexiones:


Tú, que haz de juzgarme, no juzgues tan sólo este libro o aquel;
ven al sitio sagrado donde los retratos de mis amigos cuelgan y miran.
(...)
piensa dónde la gloria del hombre comienza y termina
y di que mi gloria fue tener tales amigos


The Municipal Gallery Revisted
W. B. Yeats



La amistad es todo el hogar que poseo.

Estrangement
W. B. Yeats


Soneto XXX

Cuando en las dulces sesiones del silencioso pensamiento convoco memoria de cosas pasadas, suspiro al recordar tantas cosas anheladas, y con viejos dolores lamento el desperdicio de mi tiempo querido: entonces se inunda mi ojo, habituado a no llorar, por los valiosos amigos escondidos en la noche sin tiempo de la muerte, y lloro una vez más angustias de amor desde hace tiempo olvidadas, y gimo sobre la pérdida de tantas imágenes desvanecidas: entonces puedo lamentarme ante desgracias ya pasadas, y pesadamente, de dolor en dolor, volver a contar la triste cuenta de los ya sufridos lamentos, la cual nuevamente pago como si no la hubiera pagado antes.

Pero si, mientras tanto, pienso en ti, querido amigo, todas las pérdidas son restituidas y los dolores terminan.


William Shakespeare


Creo que utilizaré el segundo como epitafio cuando llegue el momento.

Gracias amigos, por todo!

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